La jícama

Ingredientes básicos de la cocina mexicana
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La jícama es tubérculo que en México se come generalmente como fruta. Por fuera se parece un poco en su forma al nabo y está cubierta de una delgada cáscara de color café grisáceo.

Por dentro es blanca y tiene la textura crujiente de una papa cruda o de una pera. Contiene una buena cantidad de potasio y de la vitamina C.

La jícama es originaria de México y Centroamérica y fue cultivada y consumida por muchas culturas prehispánicas de las Américas. Su nombre en lengua náhuatl (idioma de los aztecas) es xicamatl, cuyo significado es "raíz acuosa."

En México la jícama normalmente se come cruda. Es común verla picada y aderezada solamente con jugo de limón, sal y chile en polvo. Para prepararla sólo hace falta pelarla y cortarla en trozos del tamaño que se desee. Puede costar un poco de trabajo cortarla, pues es bastante dura y de forma irregular.

Cuando compre jícama, escoja una que tenga la cáscara lisa, sin arrugas ni manchas oscuras, porque éstas pueden indicar que la fruta ha estado guardada durante demasiado tiempo, que no tenga hendiduras suaves; esto quiere decir que ya empezó el proceso de su descomposición.

Mete la jícama al refrigerador, donde se podrá conservar bien hasta por un par de semanas. Pélala y córtala en trozos, tiras, o láminas, se puede rallar, poco antes de que se vaya a consumir. Por su dureza, requerirá de un cuchillo grande y filoso. Debido al proceso de oxidación, lo blanco de la jícama se empezará a poner oscura si no se consume dentro de un par de horas después de pelarla y cortarla. Esto no altera la calidad ni el sabor de la jícama, pero si lo quieres evitar por razones estéticas, frota las superficies de la jícama con un poco de jugo de limón después de cortarla.