Los mariscos son deliciosos y más teniendo en cuenta sus riesgos ya que así nos evitamos de un malestar o una enfermedad, la preparación de mariscos es fácil y variada, así que, les damos estas recomendaciones para tener en cuenta algunos riesgos del fruto marino.
En primer lugar, y como primera recomendación, no consumir mariscos crudos si se padecen enfermedades hepáticas, alteraciones inmunológicas (sida, cáncer...) o problemas gastrointestinales.
Los moluscos tradicionalmente el hombre los ha comido crudos o casi crudos: ostras, almejas, mejillones. Como los moluscos viven y respiran en el agua, si ésta tiene alguna partícula contaminante puede que se integre en sus tejidos, órganos y sistemas. Pueden ser bacterias, virus, sustancias químicas que quedan adheridas en su cavidad paleal y en el aparato digestivo. Además, los animales marinos pueden contaminarse con toxinas tipo biotoxinas marinas. Si los animales las ingieren, acumulan las toxinas en sus tejidos y éstos, a su vez, pueden producir intoxicaciones en el consumidor. Algunas de ellas pueden resistir la cocción y la depuración, por lo que sólo con el autocontrol de las marisqueras y el control oficial de las autoridades sanitarias, se puede garantizar su inocuidad.
