El maridaje es combinar los alimentos con los vinos, y obtener armonía entre los sabores de la bebida y la comida. No solo tomar en cuenta el sabor, sino, también la textura y el aroma de los platillos. Hay dos tipos de maridaje, por complementación y por contraste.
El tipo de alimentos con que se pueden combinar los distintos vinos es muy importante para armonizar al máximo los sabores de ambos.
Los sabores fuertes y los alimentos aromáticos como las carnes rojas y quesos, quedan perfectos con vinos complejos y maduros, las carnes blancas con tintos pero sin mucha estructura compleja o con vinos blancos complejos de aromas de barrica de roble francesa, con ensaladas van con vinos blancos aromáticos sutiles, los pescados o embutidos de sabores y aromas más intensos van con vinos más estructurados, intensos de aroma, de textura golosa y aterciopelada.
En la comida mexicana partimos de que se consume mucho picante y en pequeñas dosis le da exotismo al platillo, pero en grandes cantidades nos entume el paladar y lo deja insensible en lo sensorial, haciendo que el vino no nos sepa igual. Sólo los vinos tintos muy estructurados y complejos en aromas aguantan la carga de picante del plato.
